Licnobios

Nada ocurre últimamente.

Menos que de costumbre; una nada tan negativa enterrada en permafrost.

No quedan agujeros de conejo por los que escaparse, ni improvisaciones en los asfaltos, ni noches tímidamente estrelladas que buscar en colchones de musgo. Cualquiera siente empatía de un recuerdo encerrado en un marco oxidado y polvoriento. Las paredes aborrecen nuestra presencia y los fantasmas huyen por miedo a seguir conversando; el tiempo parece medirse en granos de arena y nunca un minutero roto se había reído tanto de nosotros.

Cuerpos analógicos encadenados a un alma digital.

Aterran los suspiros por si falta el aire.

Dolencias pasajeras que nunca llegan a hacer el equipaje.

Intenciones y propósitos en reposo y llenos de reproche.

Una aguja de culpabilidad en cada queja, malos hábitos y excusas crónicas, la cara B del mismo vinilo rayado de cada jornada.

Y cada noche, al encender la luz de la mesilla, siempre era la misma historia; observar con lástima los párrafos vacíos, los impacientes puntos suspensivos y sintagmas carentes de sucesos; y es que no había historia. De lo onírico solo queda el insomnio, y del insomnio siempre queda la fatiga.

Cansa la nada, y se nada como se puede cuando no hay corrientes. Y flotar. Agota flotar a la deriva. Agota ser estático, agota más aún la inercia por muy desapercibida que pase en el día a día, pero hace ya tiempo que la luz de la lámpara dejó de ser piadosa y muestra, intransigente y cruel, la erosión y el desaliento.

Qué horrible es vivir en una interferencia constante e insaciable; solo una imagen monocromática y ruido blanco.

Ojalá no tocar fondo, queremos pensar. Y ojalá no haber tocado el cielo sin habernos dado cuenta.

De nada sirven los alientos esperanzadores llenos de promesas cuando les acompañan las amenazas de no llegar nunca.

Nunca sabremos si es lo peor o lo mejor aquello que está por llegar.

Hasta entonces, entre el tedio y la inquietud, somos licnobios[1] en permafrost.

Quiero aclarar que Licnobios expone los pensamientos más negativos e intrusivos de una cuarentena mal llevada. Por favor, cuidaos mucho.

Nota del autor

[1] Licnobio (del griego lychnóbios, ‘que vive a la luz de la lámpara’, de lýchnos ‘lámpara’ y bios ‘que vive’): Que vive con luz artificial, haciendo de la noche día.

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